Capítulo 1838
Bernardo sintió un ligero ruido detrás de él.
Su espalda se tensó de repente.
Enseguida se volteó para mirar.
Al ver a Josefina, pensó que se había equivocado.
Pensó que ella ya no volvería.
Por unos minutos, creyó que lo que veía era solo una fantasía suya.
—¿Qué pasa? ¿Te has cansado de leer? ¿Dime, ya cenaste? Si no lo has hecho aún, podríamos cenar juntos. Traje carne asada y pollo frito, y también algunas frutas, una fruta muy especial.
Josefina quería compartir con Bernardo los alimentos que a ella le gustaban.
Bernardo parpadeó asombrado.
Aún se imaginaba que esto debía ser una ilusión.
Al ver que Bernardo seguía mirándola incómodo, e incluso algo distraído, Josefina agitó sus manos frente a él: —¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal?
Bernardo regresó de pronto en sí, y miró a Josefina seriamente.
Finalmente, se aseguró de que no era su fantasía.
La persona frente a él era en realidad Josefina.
—Estoy bien. —Dijo él en voz baja.
Su voz sonaba un poco ronca.
Josefina quedó pensativa: —¿S

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