Capítulo 1861
Aquel señor Bernardo que había estado en el patio, llevando días peores que un sirviente, había entendido con claridad la situación de la casa de los Castro en estos últimos días.
—Señor Benito, este asunto debe considerarse con mucha precaución. Las dos mujeres fueron compradas al principio para que fueran sirvientas íntimas de Bernardo, siendo de baja condición, y la verdad no son dignas de ser sus compañeras, señor Benito. —Dijo Mercedes apresurada.
Ella no estaba de acuerdo en lo absoluto.
Las dos bellas mujeres de repente se arrodillaron.
—Admiro de verdad al señor Benito y estaría muy agradecida con la señora Mercedes incluso si me quedara para ser una sirvienta que calienta la cama del señor Benito. No siento nada romántico por el señor Bernardo.
—Yo siento lo mismo. Solo después de conocer al señor Benito entendí lo que es el amor puro entre un hombre y una mujer, y me di cuenta de que los demás no valía nada frente a él. Ya no puedo tener a nadie más ante mis ojos.
Ambas, con

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