Capítulo 1891
Ella observó el segundo piso desde el primero.
Al ascender de la segunda planta a la tercera, hizo mala cara.
Bernardo, siempre atento, percibió enseguida el cambio en el ánimo de Josefina: —¿Qué sucede?
Josefina no contestó.
Simplemente se dirigió hacia un espejo.
El espejo, por su parte frontal, era casi idéntico a los demás, sin embargo, lo que lo diferenciaba del resto era el meticuloso diseño tallado en su parte trasera.
Este espejo tenía un dibujo algo extraño en su dorso, parecía haber sido esculpido con la forma de una dalia y además estaba dorado. No obstante, para ella, los trazos de esta dalia parecían tener algún tipo de encantamiento.
—¿Te agrada este espejo? —Preguntó Bernardo.
Antes de que Josefina pudiera comentar acerca de la extrañeza del espejo, un empleado se acercó apresurado y comentó: —Este espejo es único en el mundo. Según cuenta la historia, la persona que lo fabricó solo creó uno en toda su vida y está vinculado a una leyenda maravillosa. Dicen que quien pose

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