Capítulo 1940
Jacqueline no quería irse.
Sin embargo, al ver la expresión distante y fría de Bernardo, que no parecía querer decir ni una sola palabra más, entendió a la perfección que no debía quedarse.
Incluso si se quedara, Bernardo ni siquiera le prestaría la más mínima atención.
Así que, con mucha delicadeza, se marchó.
Teodoro respiró aliviado, pensando que Jacqueline iba a seguir hablando sin cesar.
Aun así, la acompañó hasta la puerta.
A mitad del camino, Jacqueline, sin mucha preocupación, le preguntó de forma directa: —Teodoro, ¿tú qué crees que le gusta al señor Bernardo alguna mujer? Te diré la verdad, siempre pensé que nunca me casaría, pero desde que conocí al señor Bernardo, siento que si algún día me llegara a casar, tendría que ser con un hombre como él.
Teodoro se sintió algo impotente, ¿acaso hacía falta decir la verdad?
Era obvio para cualquiera.
—Que el señor Bernardo tenía prometida. —Dijo Teodoro.
Jacqueline, con una sonrisa forzada, respondió con arrogancia: —¿Prometida? ¿Qui

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