Capítulo 59
—Está bien, pero primero quiero darle un beso a mi esposa... ¡Mua!
Silvio abrazó a Esther y, por un momento, no quiso soltarla.
Bajó la cabeza y la besó suavemente en sus labios suaves y delicados.
—Cariño, cierra la puerta...
—Oh, cierto...
Recién entonces Silvio reaccionó: la puerta aún seguía abierta.
A regañadientes la soltó y se giró para cerrarla.
...
—Cariño, ven ya a comer. Sofía terminó de preparar la comida hace rato.
—Eh...
—¿Por qué no comiste antes? Aún no estás completamente recuperada...
Silvio dejó el maletín en el sofá y fue a lavarse las manos.
—Cariño, no hace falta que me esperes para comer, ¿sí? Puedes empezar tú sola...
—Pero es que me gusta comer contigo...
Esther le sonrió con ternura y le hizo una señal para que se acercara.
Muy pronto, ambos se sentaron frente a frente en la mesa.
—Esti preciosa, anda, come... En serio, si algún día tardo, mejor empieza tú primero, ¿sí?
—No pasa nada. Solo es esperar un ratito.
Esther volvió a sonrojarse apenas escuchó a Silvi

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