Capítulo 85
Independientemente de lo desesperada que estuviera en ese momento por atrapar al pez más grande, Alexandra no podía lanzarse a encontrarse con alguien vestida con la misma ropa que había llevado durante todo el día, y con la que incluso había dormido. Simplemente no se lo permitiría. Por eso, antes que nada, tenía que volver a casa, asearse y cambiarse antes de salir disparada a su destino.
Al menos ese era su plan. Pero al llegar a su casa, Daniel estaba en el portón, parado con los brazos cruzados. Claro, al principio había decidido ignorarle y pasar de largo, pero él se interpuso en su camino, rehusándose a moverse incluso a pesar de los gritos que le lanzaron los guardias de seguridad. Se disponían a sacarlo del camino a la fuerza cuando Alexandra sacó el brazo por la ventanilla y lo levantó, indicándoles a sus hombres que se retiraran.
Cuando salió, el visitante le lanzó una mirada de desprecio, no dejando pasar ni un momento sin insinuarle que se había convertido en una villana.

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