Capítulo 11
Adrián empujó la puerta al regresar a la villa.
Aunque el mobiliario interior no había cambiado, él sentía que algo faltaba.
Se quitó el abrigo y lo lanzó descuidadamente al lado, y al oír el sonido del tejido cayendo, se detuvo por un momento antes de dirigirse al salón.
Miró hacia el sofá, ahora vacío, que solía ocupar Patricia, quien siempre lo esperaba sin importar cuán tarde regresara. Ella solía ayudarle a cambiar de zapatos y a colgar su abrigo cuando llegaba.
Pasó por la cocina, que estaba oscura y silenciosa, sin señales de las sopas que ella dejaba calentando por si él regresaba con hambre.
Al pasar por la habitación de invitados, abrió la puerta y entró.
El interior estaba igual que siempre, con una decoración simple que contrastaba con el lujo del resto de la villa, pero reflejaba perfectamente a su propietaria.
Pero Patricia nunca volvería.
Desde aquel día, Adrián soñaba con el mismo sueño cada noche.
El sueño siempre terminaba con Patricia estrellándose contra su coche co

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