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autor: Webfic

Capítulo 4

Después de colgar la llamada, Zara se levantó apresuradamente del sofá, corrió rápidamente a su habitación, cerró la puerta y se apoyó contra ella; de hecho, su corazón estaba tan acelerado que, ni siquiera podía creer que ella había aceptado asistir a la cena junto con Nicholas.  A decir verdad, tras recordar su respuesta, ella pensó que hizo mal en prometerle al señor Grantham que iría junto con Nicholas, pues ella no tenía idea de si él sabía algo de esa invitación; es más, tampoco estaba segura de que él quisiera asistir junto a ella.  Además, Zara tampoco quería ir sola a esa invitación, pues para ella sería realmente vergonzoso si él no apareciera en la casa; así que, ya no tenía idea de qué más hacer, sobre todo, después de haber aceptado sin siquiera consultar.  En realidad, Zara estaba tan nerviosa con esa invitación que empezó a morderse la uñas; sobre todo, porque no sabía cómo avisarle a Nicholas, ya que ellos nunca intercambiaron números telefónicos. Es más, aunque ya tenían un mes de casados, él no llamó ni una sola vez.  Por su parte, después de pensar durante mucho tiempo, a Zara finalmente se le ocurrió una gran idea, desbloqueó rápidamente su celular y empezó a buscar la información de contacto de Apex Groups; luego, tras encontrar algunos números y, sobre todo, después de dudar si llamar o no, ella finalmente marcó uno. A decir verdad, la llamada no tardó en conectarse y, tan solo después de dos timbradas, Zara escuchó el saludo cordial y amigable de una joven al otro lado.  Tras oír ello, Zara colocó su mano sobre su pecho para reprimir su ansiedad y, luego de respirar hondo, preguntó amablemente: "Hola, disculpe, ¿puedo hablar con el presidente Grantham?". "Por favor, ¿puede decirme su nombre y cuál es el propósito de su llamada?", preguntó cortésmente la mujer desde el otro lado del teléfono. Zara estaba realmente nerviosa que no supo cómo responder inmediatamente; pero luego de unos segundos y, tras estar más calmada, ella le respondió con total amabilidad: "Por favor, dígale que llama Zara. Tengo algo que muy importante que decirle". A decir verdad, la mujer que la atendió también se quedó verdaderamente atónita, pues no sabía quién era esa mujer; sin embargo, estaba segura que no era una de las mujeres con las que el presidente estaba acostumbrado a salir, ya que ellas nunca llamaban a recepción. Además, pensó que, si la mujer al teléfono fuera como esas mujeres, ella lo habría llamado directamente o se hubiera comunicado con Benjamín; luego, al no poder comprender más la situación, y como aún tenía algunas dudas de ella, la mujer le respondió: "Puede llamarlo directamente a su celular". Cuando escuchó ello, Zara se sintió un poco avergonzada, se mordió ligeramente el labio, miró descuidadamente a su alrededor y, su mano comenzó a temblar; luego, tras respirar hondo para calmarse, le dijo: "¡Uh! Probé con su celular, pero no está disponible; así que pensé que tal vez esté ocupado. Sin embargo, tengo algo muy urgente que decirle". "No se preocupe, señora. Le comunicaré al presidente que lo ha llamado y, él le devolverá la llamada", dijo muy cortésmente la mujer; mientras que, Zara solo le respondió: "Oh... gracias".  Después de ello, Zara colgó rápidamente la llamada; aunque, sus manos seguían temblando nerviosamente y, su respiración seguía siendo un poco agitada. Luego, caminó lentamente hacia su cama y se sentó cuidadosamente en el borde de esta, pues estaba pensando si de verdad él la llamaría o no; sin embargo, pensar solo en esa idea, hizo que su corazón se acelera indescriptiblemente. Zara estaba tan aturdida en sus pensamientos que, se asustó profundamente cuando escuchó el sonido de su celular; luego, miró cuidadosamente la pantalla y, al ver que era un número desconocido, supuso inmediatamente que era Nicholas. Por su parte, después de tratar de controlar lo más que pudo sus nervios, Zara finalmente respondió la llamada y le dijo: "Hola..." Sin embargo, antes de que pudiera terminar todo lo que tenía que decirle, el hombre la interrumpió rápidamente y, con su voz impaciente, le preguntó: "¿Por qué llamaste?". Tras escuchar su imponente voz, Zara se sintió mucho más ansiosa de lo que estaba; sin embargo, haciendo lo posible para no tartamudear, ella le dijo: "El abuelo nos invitó a cenar y pidió que fuéramos juntos”.  "Bueno, está bien, iré cuando salga del trabajo; pero tú, ve por tu cuenta. Y, por favor, deja de avergonzarme llamando a la recepción, y mejor guarda este número; eso sí, solo llámame si tienes algo urgente o importante que decirme, no lo uses para avisarme pequeñeces", dijo seriamente el hombre al otro lado del teléfono. "Yo, entien...", empezó a decir la mujer; sin embargo, sin siquiera dejarla terminar su oración, el hombre colgó la llamada inmediatamente.  A decir verdad, Zara sabía perfectamente que Nicholas la odiaba y que ni siquiera quería verla a la cara; sin embargo, al sentir la frialdad con la que la trataba, ella no pudo evitar sentirse realmente muy triste, hasta el punto de tener muchas ganas de llorar. No obstante, trató de tranquilizarse lo más que pudo; en primer lugar, para evitar que su madre y hermano la vieran así, y otro, porque no quería derramar ni una sola lágrima por alguien que no valía la pena.   Después de respirar hondo por un buen tiempo y, sobre todo, al dejar de pensar en sus problemas, Zara finalmente salió de su habitación; mientras que, ni bien la vio salir, Brian no dudó en preguntarle con total curiosidad: "¿Qué pasó? ¿Por qué te escondiste repentinamente? ¿Qué hiciste tanto tiempo en tu habitación?".  "Oh, Dios mío... tantas preguntas", respondió la mujer, mientras esbozaba una sonrisa y se sentaba al lado de su hermano; luego, acariciándole ligeramente la cabeza, le explicó: "El abuelo me invitó a cenar, así que entré a llamar a tu cuñado para avisarle". "Oh, ya veo. Entonces, ¿no te quedarás a cenar con nosotros?", preguntó Brian, quien estaba un poco molesto tras escuchar esa noticia.  Por su parte, al ver que su hermano estaba un poco triste con la noticia que le dio, ella se apresuró en animarlo, lo tomó de la mano y le dijo: "Nosotros tendremos muchas comidas juntos, solo esta noche voy a cenar con la familia Grantham; pero, te prometo que mañana estaré aquí sin falta. No te preocupes". Mientras tanto, Charlotte, quien justo llegaba del mercado con una bolsa llena de verduras, le preguntó inmediatamente: "Hija, ¿vas a salir?". Al ver que su madre ya había llegado, Zara se levantó rápidamente del sofá, tomó la bolsa de su mano y le respondió: “Sí, mamá. El abuelo me invitó a cenar". Luego, caminó rápidamente a la cocina, colocó la bolsa en el mostrador y, regresándose hasta donde ellos estaban, les dijo: "Lo siento, me tengo que ir". Por su parte, a Charlotte no le molestó para nada esa idea; por el contrario, sonriendo felizmente, le dijo: "No te preocupes, hija, entiendo perfectamente que tienes que irte.  Es más, me alegra mucho que el señor Grantham realmente se preocupe por ti, eso habla muy bien de él; así que, debes ser muy respetuosa con su familia". Luego, acariciándole ligeramente los brazos, le dijo: "Hija, si el señor Grantham te pide que te quedes con ellos en la mansión, puedes hacerlo, no es necesario que vengas mañana, podemos manejar todo nosotros solos; sin embargo, si me gustaría que vengas el día de la cirugía, no me gustaría esperar sola".   Al ver a su madre tan feliz, Zara sintió un gran dolor en su corazón, A decir verdad, Zara no pudo evitar sentir un fuerte dolor en su corazón cuando vio a su madre tan feliz; sin embargo, no podía criticarla por ello, pues fue ella misma quien le ocultó la verdad de su matrimonio. Luego, reprimiendo todas sus emociones, Zara sonrió y asintió levemente con la cabeza; no obstante, esa sonrisa era la más lamentable que había hecho en toda su vida.  En ese mismo momento, en la sede de Apex Groups, había un gran revuelo por la visita que acababa de llegar; pues, con el fin de salvar su empresa, Davis Moore reprimió toda su ira, y llegó a la sede a encontrarse con Nicholas.  A decir verdad, Davis había intentado muchas formas de contratacar todas las acciones de Nicholas; sin embargo, todo fue en vano, y su empresa no solo estaba experimentando grandes pérdidas, sino que también estaba a punto de la quiebra. Así que, utilizando su último recurso, aceptó reunirse con Nicholas. Tras llegar a su oficina, Davis se sentó en una silla frente a él y, al principio, solo se miraron el uno al otro sin decir ni una sola palabra; sin embargo, rompiendo el silencio, Davis le dijo: "Adivinaste muy bien que sé dónde está Sasha; pero, no puedo decírtelo, aunque la empresa Moore quede en la quiebra. ¿Sabes por qué? Porque ella no quiere que sepas dónde está". "Está mintiendo", exclamó Nicholas furiosamente; luego, golpeando la mesa con el puño, le gritó lleno de ira: "Sé que está mintiendo; sino, ¿por qué ella haría eso? Sasha me ama y sabe que yo la amo; así que, no intente engañarme, y solo deme la dirección". Tras verlo tan ansioso, Davis dejó escapar una sonrisa burlona y, mirándolo seriamente le dijo: "Si no quieres creerme, es problema tuyo, yo no puedo hacer nada más; de hecho, yo solo te estoy diciendo la verdad, ya estoy en la ruina, así que, ¿que ganaría mintiéndote? Nicholas, lo creas o no, a ella ya no le importan tus sentimientos, Sasha despertó del coma dos meses después del accidente y, lamentablemente, se enteró que, debido a eso, ella ya no podrá concebir una vida; así que, es una fuerte razón para odiarte, ¿no lo crees? Es por tu error que ella está sufriendo tal pérdida, y es por eso que ella nunca volverá a ti; por lo tanto, es mejor que la olvides, no puede ir contra su voluntad. Además, si quieres destruir la empresa Moore, adelante; la verdad es que no voy a poner ninguna objeción".  Tras decirle ello, Davis se recostó en la silla y lo quedó mirando con completo desdén; pues, de hecho, no podía ocultar la inmensa ira que sentía contra el hombre frente a él.  Por su parte, luego de oír las palabras de Davis, Nicholas se quedó realmente atónito y sin saber qué decir; a decir verdad, esa revelación fue demasiado fuerte para él y, destruyó por completo todas sus esperanzas.  Es más, fue Nicholas quien la esperó día y noche, la buscó por todas partes; pero, al final, descubrió que fue ella quien no quería que la encontrara y la que ya no lo amaba, sobre todo, porque lo culpaba de ese accidente. Sin embargo, no entendía porque Sasha lo culpaba de ese accidente, si eso fue, un accidente; es más, él también podría haber perdido la vida en ese momento. No obstante, él se dedicó a soportar el odio de toda su familia porque pensaba que ella lo seguía amando; pero resultó ser que ella ya había perdido el interés en él, y ahora era esa mujer quien más lo odiaba.   En ese instante, Nicholas estaba realmente desconsolado y desconcertado, pues sentía que su vida ya no tenía ningún sentido; en más, aparte de sentirse realmente un est*pido por haber pensado que ella aún lo seguía amando, también se sentía culpable de lo que le pasó.   Mientras tanto, al ver el sufrimiento de Nicholas, Davis tenía una gran sonrisa en los labios y, de hecho, no podía negar que el propósito de su visita fue un verdadero éxito. A decir verdad, ahora que Nicholas estaba desconsolado después de enterarse de una amarga verdad, él no tendría cabeza para crear algún otro problema para la compañía Moore; así que, tras conseguir lo que quería, Davis se levantó de su silla y salió de la oficina sin decir ni una palabra.  Por su lado, Nicholas permaneció tontamente aturdido y realmente absorto en su dolor que, ni siquiera se dio cuenta de cuándo salió Davis; es más, tampoco tenía idea de cuánto tiempo estuvo así, porque solo salió de su aturdimiento cuando Benjamín se acercó y le dijo: "Jefe, ¿no va a ir a la mansión?". Al principio, Nicholas lo miró fijamente y sin comprender las palabras de su asistente; pero, después de un rato, él mismo se puso de pie y salió sin decir ni una palabra. Mientras tanto, Zara fue al mercado a comprar un regalo para el señor Grantham; pues, como esta era la primera vez que iba a la mansión después de su matrimonio, ella no quería llegar con las manos vacías. Después de deambular por muchas tiendas de regalos, ella aún no pudo encontrar un regalo adecuado para él y, al final, se decidió por un soporte de anteojos de cuero que llamó su atención; de hecho, aunque no era tan lujoso, le pareció considerado, así que lo compró y pidió que los envolvieran con un papel dorado brillante.  Antes de irse a la mansión Grantham, ella pasó por la villa en la que vivía para ponerse un vestido beige con cuello barco y maquillarse ligeramente; luego, cuando por fin estuvo arreglada, salió de la villa y subió al auto que la estaba esperando.  A decir verdad, el conductor que la estaba esperando, la llevaría directamente a la mansión; sin embargo, como era una hora pico, el tiempo en llegar a la mansión fue mucho más de lo esperado.  Cuando Zara llegó, ella saludó cortésmente a Solomon, Edward y Betty, que estaban presentes en el salón; luego, entregándole amablemente el regalo a Solomon, ella sonrió dulcemente y le dijo: "Abuelo, este es un pequeño regalo de mi parte. No sé si te gusta o no; pero, por favor, considéralo como el amor de tu nieta".  Tras escuchar ello, Solomon le sonrió con cariño y le dijo: "¿Por qué no me va a gustar? Lo que sea que me des, será muy preciado mí. Te lo aseguro”. Luego de decir ello, Solomon desenvolvió cuidadosamente el regalo y, al ver que era un soporte de anteojos, su sonrisa se amplió aún más y le dijo: "Qué regalo más considerado. La verdad es que siempre se me olvida dónde guardar mis anteojos; así que, esto me será muy útil". "Gracias, abuelo", respondió Zara con total amabilidad; mientras que, tras ver que su nieto no venía con ella, el hombre le preguntó: "¿Dónde está Nicholas? ¿Por qué no viene contigo?". Cuando dijo ello, la expresión de Solomon se volvió más sombría, e incluso su tono de voz también se volvió frío y distante; es más, se podía percibir la molestia en su voz. Al notar ello, el rostro de Zara se puso completamente pálido y, aunque no quería mentirle, tampoco podía contarle la amarga verdad de su relación; así que, ocultando sus verdaderos sentimientos, le dijo: "Abuelo, no te enojes. Él está un poco ocupado en el trabajo, así que me pidió que viniera adelante; pero él vendrá directamente de la oficina". Después de decir ello, ella sonrió dulcemente y suprimió todo el dolor que tenía en su corazón.

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