Capítulo 8 La nobleza de la alta sociedad de la capital vino a buscarme
Marina abrió la boca.
Pero todos los presentes sabían que eso era imposible.
Entonces Cristina también habló: —Siempre me ha gustado Ernesto, pero nunca me entrometí en la relación de ustedes, solo lo observaba desde lejos. Incluso después de saber que tenía novia, fui yo quien cortó todo contacto por iniciativa propia. Fue por la ruptura del compromiso que reuní el valor para casarme con él. Marina, te agradezco. Gracias a ti, Ernesto y yo pudimos estar juntos. Ahora tenemos una buena relación, nos casamos y tenemos una familia feliz. Como mujer, no tengo nada que reprocharte; si ahora tomas una decisión de la que no te arrepentirás, eso está bien.
Cristina habló con voz suave y tranquila, con mucha cortesía, y lo que decía no sonaba ni a celos ni a burla.
Por el contrario, su tono incluso contenía un matiz de bendición.
—Hoy entregamos nuestros regalos, les deseamos un feliz Año Nuevo por adelantado. Tenemos que ir de compras, así que no los molestamos más.
Ernesto tomó la mano de Cr

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