Capítulo 18
Apenas terminó con los asuntos de la ruptura, Andrés regresó de inmediato a la empresa. En cuestión de minutos, dio órdenes precisas: —Reserva el primer vuelo disponible a Monteluz. Retrasa todas las reuniones.
Lo dominaba una urgencia desesperada: ¡tenía que encontrar a Diana! ¡Ya! ¡Ahora!
¡No podía soportar que Héctor siguiera cerca de ella! ¡Y mucho menos aceptar la idea de perderla!
Durante todo el vuelo no logró dormir. En su mente se repetían escenas cada vez peores, consumido por la ansiedad y un miedo nuevo, desconocido.
Cuando el avión aterrizó, no fue al hotel. Pidió al chofer que lo llevara directamente a la dirección que su asistente había averiguado.
Era el atardecer, la luz dorada del sol bañaba las calles de Monteluz.
El carro apenas se había detenido frente al edificio cuando Andrés lo vio: Héctor, apoyado contra un poste, con la mirada perdida.
Y Héctor también lo vio a él en ese mismo instante.
¡Sus miradas se cruzaron como dos cuchillas!
¡Por un instante, todo se ten

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