Capítulo 65
—¿Cómo?
Irene y yo hablamos al mismo tiempo; ella, con sorpresa abierta, y yo, con una mezcla de desconcierto y ofensa.
¿Cuándo había aceptado yo algo así?
La voz de Irene sonó aguda: —Un cóctel empresarial es un evento importante, ¿cómo puede invitar así a una empleada que acaba de entrar?
Su tono inquisitivo no le sentó nada bien a Pablo. Levantó la vista y la fulminó con la mirada: —¿Acaso tengo que rendirte cuentas de lo que hago?
El filo de su mirada la dejó muda. Irene, incrédula, se volvió hacia mí.
Yo bajé la cabeza de inmediato.
—Fuera. —Ordenó Pablo.
Levanté la vista, desconcertada.
¿Se había vuelto loco? Lanzar una frase así, sin explicar nada, y luego echarnos.
Pero como él es el jefe, no nos queda más que obedecer. Así que me fui hacia la puerta con Irene.
—¿Te he dicho que te vayas? —Volvió a soltar Pablo, molesto.
Las dos nos detuvimos y nos giramos a la vez.
¿A quién quería echar y a quién retener?
—¿Hemos aclarado lo de antes? —Se recostó en la silla, con el ceño frunc

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