Capítulo 94
La sonrisa de Víctor se fue desvaneciendo poco a poco. Bajó la mirada y, tras pensarlo un buen rato, nos dijo: —Este asunto se puede negociar, pero no con ustedes. Si el presidente Pablo viene en persona, ahí podré ver su sinceridad. Entonces sí podremos hablar.
Al salir de la oficina de Víctor, tanto Antonio como yo llevábamos la mente cargada de pensamientos.
—Menos mal que lo preguntaste de manera directa, solo así pudimos obtener una respuesta. Yo ya me había reunido con él varias veces, y siempre terminaba desviándome con charlas triviales. Es imposible tratar con él.
Era la primera vez que sufría un revés en el trabajo, y eso me dejó de muy mal ánimo: —Este Víctor es demasiado astuto.
Antonio suspiró y bromeó: —Eso todos lo saben, pero ¿qué opción tenemos? Hubiera sido mejor que viniera el presidente Pablo. Nosotros lo único que logramos fue desperdiciar el dinero del pasaje.
—¿Patricia? —Una voz familiar sonó detrás de mí.
Me giré, completamente sorprendida: —¿Gabriel? ¿Qué hace

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