Capítulo 16
Antonio consideró que esta cena estaba llegando a su fin.
Así que se limpió la comisura de los labios y, junto a María, permaneció al margen, observando el espectáculo.
La cara de Pablo pasaba del rojo al blanco por la furia. —¡¿Idiotas?! ¿Ni siquiera pueden detener a una mujer loca?
Carmen señalaba a Alejandro con un dedo tembloroso. —¡Eres un mentiroso! ¡Dijiste que te harías responsable del hijo que llevo en el vientre! ¡Y ahora estás aquí, pidiéndole a otra mujer que vuelva contigo! ¡¿No te das asco?!
Los guardaespaldas se miraron entre sí y se encogieron de hombros con impotencia.
Esa mujer afirmaba llevar en su vientre al futuro líder de la familia Fernández, y ellos no se atrevieron a impedirle la entrada.
Alejandro quedó completamente atónito y, por reflejo, buscó a María.
Ella no mostraba estar enojada, en sus labios aún se dibujaba esa sonrisa enigmática e impenetrable.
El pánico se apoderó por completo de él. Miró a Carmen con furia. —¡¿Carmen, estás loca?! ¿Qué hijo? ¿Estás

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