Capítulo 10
Las voces del personal de la institución seguían resonando con fuerza en sus oídos, pero Cristian ya no podía entenderlas.
Su cerebro zumbaba a mil, su mente se quedó en blanco de repente.
¿Eutanasia?
¿Cómo podría Belén haber elegido la eutanasia?
Esto debía ser algún malentendido.
Seguro ella solo estaba enojada y, a propósito, se había aliado con una institución así para engañarlo de la peor manera.
Cristian decía esto, pero la mano con la que sostenía el celular no dejaba de temblar.
—Hola, señor Cristian, ¿aún sigue usted en línea?
—¡Esto es una mentira, ¿verdad?! ¡¿Es Belén quien les pidió que llamaran a engañarme?!
Cristian gritó desesperado, buscando una respuesta que pudiera tranquilizarlo.
—Lo sentimos, señor Cristian, lamentamos la pérdida de la señorita Belén, pero ella estaba en etapa terminal de cáncer. Fue ella quien nos contactó personalmente.
—¿Cuándo podría venir?
No se supo cuánto tiempo pasó antes de que Cristian, con la voz entrecortada, respondiera: —Enseguida.
—Cr

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