Capítulo 1115
Doyle yacía a salvo en la cálida cama, compartiendo una colcha con Lucía, pero no la tocó. La habitación se oscureció un poco y los dos no entablaron ninguna conversación.
Lucía no lograba encontrar la tranquilidad para dormir. En primer lugar, porque Alonso seguía afuera, en el balcón. En segundo lugar, le alarmaba que la criada del baño se despertara. Una vez que lo hiciera, todo quedaría al descubierto.
Si su secreto saliera a la luz, cualquier intento futuro de fuga no sería más que una fantasía descabellada. Alonso no podría movilizar fuerzas nacionales para ella y él solo no podría competir con Doyle en un país extranjero.
Se dio la vuelta y quedó frente a Doyle. Doyle, con un pequeño cambio de dirección en su mirada, había estado mirando a Lucía todo ese tiempo, su fría silueta atravesando la oscuridad.
En ese momento, Ann se giró de repente y sus miradas se encontraron.
—Dole, ¿puedes irte? —le preguntó Ann.
Dole decidió permanecer en silencio.
"No puedo dormir", le dijo sin ro

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