El Dr. Caleb volvió a tratar la herida de Alonso.
Le advirtió severamente: "Ya no se puede infectar. Yo no soy Dios, ni tú tampoco".
Que significaba...
Ninguno de los dos pudo resucitar a los muertos.
Alonso estuvo de acuerdo con una expresión pero no pareció importarle mucho.
Caleb no dijo mucho.
De todos modos.
Todos sabían el motivo de su preocupación.
Empacó su botiquín médico.
Nixon observó cómo Alonso yacía débilmente en su cama después de que le trataran la lesión.
Él dijo: "¿Alguna vez pensaste que Lucía descubriría nuestro secreto algún día?"
"No tenía intención de ocultárselo para siempre", dijo Alonso sin rodeos.
"¿No sientes la necesidad de tener cuidado con ella?"
"No hay necesidad de tener cuidado".
"¿Pero ella puede aceptarte?" -Preguntó Nixon.
La garganta de Alonso se revolvió levemente.
Nixon dijo: "Sólo te lo recuerdo desde el punto de vista de la humanidad. Ambrose ya murió a manos de Melanie. No lo repitas".
"Sé lo que estoy haciendo."
"Creo que ni siquiera sabes dó