Después de la cena.
Alonso tomó la iniciativa de lavar los platos.
Lucía también se acercó y rodeó la cintura de Alonso con sus brazos.
La acción de Alonso se detuvo. Al segundo siguiente, tenía una sonrisa en su rostro.
La cocina estaba en silencio.
Sólo se oía el sonido del grifo y del agua corriendo.
Pero ella se sintió muy feliz.
Lucía nunca había pensado que tendría esa sensación en una casa tan destartalada.
Ese sentimiento la hizo sentir cómoda. Era como estar en casa.
"¿Cuánto tiempo piensas quedarte aquí?" -Preguntó Alonso.
"Una semana. Vuelvo el lunes", respondió Lucía.
Si es posible.
Quería quedarse con Alonso todo el tiempo.
"Está bien", respondió Alonso.
Parecía haber un rastro de desgana en su voz.
Añadió: "Vi en las noticias que la familia Calshaw se llevó el proyecto en Southern Bay".
"Lo hice a propósito." Lucía nunca ocultó nada a Alonso.
"Lo sé." Alonso sonrió. "Así que no te llamé para consolarte."
Parecía estar explicándole la razón por la que no la consoló lo ante