......
En silencio, Lucía leyó la noticia y reflexionó sobre el motivo del suicidio de Kelvin.
Ella lo enfrentó con una compostura tranquila...
Al menos, pensó que había estado tranquila al respecto.
Después de todo, ya no sentía nada por Kelvin. Ni siquiera rastros de ello.
Sin embargo...
Sintió un ligero movimiento en sus ojos...
Y el hombre que tenía delante extendió sus delgados dedos para secarle las lágrimas de las mejillas.
Sólo entonces se dio cuenta de que había estado llorando.
Ella le sonrió levemente y respondió: "Son sólo lágrimas de alegría".
No derramó lágrimas porque estaba triste por la partida de Kelvin.
No creía que Kelvin eligiera morir de esta manera porque se lo había prometido.
Lucía se sintió abrumada por la sensación de ser finalmente libre...
Ahora era completamente libre.
Los agravios de su vida anterior finalmente habían llegado a un final perfecto.
Con su familia sana y salva...
La propiedad de su familia todavía estaba intacta...
Se consideraba afortunada