Capítulo 120
Los ojos de Eleanor se abrieron ligeramente. Casi inconscientemente, susurró: "Espera..."
En ese momento, Antonio Lorenzo, que estaba a su lado, interrumpió a Robert con una repentina declaración: "No puedes matarme".
El hombre alto exudaba un aura fría de pies a cabeza. Miró fijamente a Robert con una leve sonrisa bajo su máscara. "Además, he cambiado de opinión. Ya no quiero tu vida".
Su voz era baja y clara: "Eres fuerte, pero no te preocupes. No se lo diré a nadie".
Antonio Lorenzo miró a Eleanor a su lado y una extraña emoción brilló en sus ojos profundos. "Esta pequeña criatura está aquí para salvarte... No mates a una buena persona por error, señor Williams".
Mientras sus palabras caían, la figura de Antonio Lorenzo se volvió borrosa. Se deslizó a través de los huecos de la jaula de hierro y corrió hacia la ventana. En un instante, desapareció por completo. La jaula de hierro nunca lo había confinado realmente. Antonio Lorenzo simplemente había esperado a que Robert lo confronta

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