Capítulo 290

De repente, Louis levantó la mirada y miró fijamente a Robert, el hijo al que siempre había despreciado e ignorado. Robert lo miró a los ojos, sus ojos hundidos y sus cejas fruncidas estaban teñidas de una frialdad gélida y distante. —Dentro de un rato alguien te llevará a la comisaría —dijo Robert, separando con calma sus finos labios para pronunciar esas palabras. Louis se estremeció ante esto. Se quedó paralizado por un momento y luego caminó apresuradamente para encarar a Robert. Su hijo le sacaba media cabeza, lo que obligó a Louis a mirar hacia arriba. —Robert... —susurró, pronunciando el nombre con un tono más suave que nunca antes. Era la primera vez que Louis llamaba a su hijo por su nombre, la primera vez que le hablaba con tanta ternura. Pero Robert permaneció impasible. Sus rasgos, sorprendentemente atractivos, parecían estar cubiertos por una capa de escarcha, absolutamente indiferentes. A pesar de estar justo frente a él, la distancia entre padre e hijo parecía infranquea