Capítulo 294
—¿Qué pasa? —El viejo maestro Williams frunció el ceño ligeramente y la pregunta se le escapó de la boca sin darse cuenta.
Robert cerró los ojos por un momento, emitiendo un aura gélida que pareció congelar la habitación. Su mirada, fría e imperiosa, se posó sobre August y Samuel. Era la mirada de un gobernante: distante, orgullosa e insensible.
—Lo que me debes, devuélvemelo ahora —afirmó Robert, cada palabra deliberada, su voz carente de calidez.
—¿Pagarte qué? —preguntó August, con los ojos muy abiertos y el cuerpo tenso a la defensiva. A su lado, Samuel se puso rígido, con una sensación ominosa que le carcomía el corazón.
—Quiero que experimentes el dolor de perder tus piernas. —Los ojos de Robert se entrecerraron, su mirada oscura y cortante como fragmentos de hielo.
En cuanto esas palabras salieron de su boca, otro grupo de hombres de negro irrumpió en la entrada del salón. Se movieron con rapidez, con sus objetivos claros: August y Samuel.
En un abrir y cerrar de ojos, los herma

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