Capítulo 296
Robert, sin embargo, parecía como si nada hubiera sucedido, su expresión tranquila no había cambiado en absoluto. Sus hermosas cejas tenían un rastro de profundidad y dulzura mientras miraba fijamente a Eleanor.
Con voz serena, respondió: "Estoy bien, siempre y cuando no te lastimes".
Su tono era sereno, como si la herida en su espalda no existiera.
—¡Robert! —gritó Eleanor entre dientes y con la voz tensa. Un dolor desconocido le invadió el corazón. Aquel hombre, a pesar de haber sido herido por ella, seguía mostrando una actitud valiente.
Mientras tanto, el salón se sumió en el caos. La gente estaba bloqueada en la puerta y muchos de los subordinados de Robert se quedaron desconcertados al darse cuenta de que estaba herido. En medio de la conmoción, Alberto aprovechó la oportunidad para llevarse a Samuel, a su hermano y a su madre, Janice.
Pero a Eleanor no le importaba que Samuel hubiera escapado. En su mundo, solo existía Robert.
—¿Por qué te dejaste vencer por mí? —Eleanor agarró

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