Capítulo 302
Después de terminar la llamada, Eleanor salió de su dormitorio y se dirigió directamente a la habitación de Robert. En el centro del espacio tenuemente iluminado, él yacía en la cama, con los ojos cerrados, y un tenue resplandor del sol se filtraba a través de las pesadas cortinas. La luz arrojaba un tono suave sobre sus rasgos finamente cincelados.
Eleanor se acercó de puntillas y se movió con cuidado, con la mirada fija en el rostro de Robert. Se quedó allí en silencio, observándolo. El color de sus mejillas no estaba tan pálido como antes, y esa leve mejoría alivió parte de la tensión que la agobiaba.
De repente, sus ojos se abrieron de golpe, sobresaltándola.
Eleanor saltó levemente, su corazón latía con fuerza mientras los intensos ojos negros como la medianoche de Robert se fijaban en ella.
—¿Estás despierto? —preguntó ella, todavía recuperando la compostura.
—Todavía no —respondió Robert con su voz grave y profunda—. Te estaba esperando.
Su expresión se endureció y sintió calor

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