Capítulo 329
Ahora, él rechazó su petición.
—Hermano mayor... —Linda se mordió el labio y de repente sus ojos se llenaron de lágrimas. Dudó, lista para decir algo...
En ese momento la criada entró al dormitorio y, sin dudarlo, se dirigió hacia Linda, con la intención de aplicarle el ungüento.
—¡Vete! —gritó Linda de repente, con voz cortante—. ¡No te quiero!
Su frustración se desbordó y arremetió contra la criada, pues no quería que fuera ella quien la atendiera. Linda apretó los dientes con fuerza y sus ojos brillaron de ira. Estaba abrumada por la decepción y la impotencia, y la criada se había convertido en el blanco más fácil de sus desahogos.
Sorprendida por el estallido, la criada casi dejó caer el ungüento que tenía en las manos. Miró nerviosa a Robert, claramente insegura de qué hacer.
Pero la mirada de Linda permaneció fija en Robert, su intención era inconfundible. No quería la ayuda de la criada, solo quería a Robert.
La habitación se puso tensa y la atmósfera cargada se interpuso entre

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