Capítulo 543
El niño se quedó paralizado, silencioso como una muñeca de porcelana: hermoso, frágil y mudo. Una quietud lo envolvía, una que parecía casi sobrenatural en un espacio tan vasto y resonante.
La mirada penetrante de Robert se fijó en él. Entrecerró ligeramente los ojos y frunció el ceño en una mezcla de confusión y cálculo. Había algo en este niño... algo que se negaba a encajar con la lógica.
Aunque los rasgos del chico aún conservaban la suavidad de la juventud —mejillas sonrosadas, piel tersa, ojos redondos—, su estructura ósea ya empezaba a adquirir una definición única. Y, sin embargo...
Esa cara.
Esos ojos, esa nariz, incluso la forma de sus labios.
Era como mirar una versión en miniatura de sí mismo.
El parecido era demasiado preciso como para ignorarlo.
Una tormenta de pensamientos recorrió la mente de Robert, cada uno más improbable que el anterior. ¿Cómo podía haber un niño en el mundo que se pareciera tanto a él?
¿Quién era él?
Y lo más importante… ¿por qué se veía así?
Dando

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