Capítulo 554
Este hombre, Robert Williams, ejercía claramente un poder inmenso. Incluso su madre, de carácter fuerte y astuta, lo trataba con cautela.
Si Eleanor quería irse ahora, no sería fácil.
Todo lo que podía hacer era avanzar paso a paso, observando y esperando el momento adecuado.
Leo, sintiendo el peso de la situación, bajó la mirada y guardó silencio.
Eleanor miró a Robert con expresión firme. «Ya que se queda aquí», dijo con voz firme, «más te vale tratar bien a mi hijo».
Sus ojos recorrieron el amplio y familiar salón: la gran escalera, las columnas doradas, los ecos de los recuerdos que se aferraban a cada superficie.
"¿Dónde se alojará?"
—No se preocupe, señorita Susan —intervino Jacob rápidamente—. Ya le hemos preparado una habitación. La suya la tendré preparada enseguida.
“¿Mi… habitación?” Eleanor se quedó paralizada.
Las palabras la tomaron por sorpresa.
Un destello de emoción pasó por sus ojos, uno que ni siquiera ella podía definir.
La sugerencia sonó casi burlona. ¿Se suponía

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