Capítulo 64
Por más que Eleanor pisara el freno, el coche no se detenía. En cambio, aceleraba, como si estuviera poseído por un espíritu salvaje. Ella mantuvo la calma, al darse cuenta de que no se trataba de un simple desperfecto. Alguien había manipulado el coche y el principal sospechoso era evidente: Nathan.
Eleanor entrecerró los ojos mientras se culpaba a sí misma por haber bajado la guardia. Se había vuelto complaciente, olvidando su vida pasada de vigilancia constante. Nathan se había superado a sí mismo con este truco tortuoso, asegurándose de que cualquier sabotaje fuera indetectable sin una inspección exhaustiva.
El coche aceleraba sin control y Eleanor supo que tenía que actuar rápido. Si no lo detenía, corría el riesgo de chocar o incluso de salirse de Pikes Peak. Sus intentos de manipular los controles del coche fueron inútiles. Saltar parecía la única opción, pero las ventanillas estaban atascadas.
Nathan quería que ella muriera.
...
Mientras tanto, los espectadores de Pikes Peak y

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