Capítulo 9
Eleanor regresó a la villa de la familia Hampton cuando se acercaba la noche. Tenía la intención de ir directamente a su habitación para descansar un poco, pero escuchó una acalorada discusión cuando pasó por el segundo piso. La curiosidad la despertó y se acercó sigilosamente para escuchar.
Eran Theodore y Amelia peleándose.
"En su pueblo no hay universidad. ¿Ha leído alguna vez un libro? Quizá ni siquiera sepa leer".
La voz de Amelia estaba cargada de desdén.
"Por eso tenemos que enviarla al campus".
Teodoro respondió con calma.
"Pero ¿qué sentido tiene enviarla a la Universidad de Harvard? No será nadie entre las élites. Prefiero contratar profesores para que le den clases particulares para que no pase vergüenza".
"Gasté mucho dinero para conseguir su admisión en Harvard. Después de todo, Eleanor es nuestra hija biológica. Si Catherina tiene la oportunidad, ella también debería tenerla".
"¿Hija biológica? Parece una niña salvaje sin modales. No es inteligente ni popular. Ya es suficiente con que tengamos a Catherina y Charles, que no están a la altura de las expectativas. ¡Agregarla solo nos traerá más vergüenza!"
La voz de Amelia se hizo más fuerte, cargada de sarcasmo.
- ¡Basta! ¡No es su culpa que haya acabado así!
El tono de Theodore era igual al de ella en volumen, y su paciencia se estaba agotando. La irritación de Amelia solo se intensificó.
—Theodore, ¿qué quieres decir con eso? ¿Te has enamorado tanto de tus nuevos deberes paternales que me regañas por esa pequeña desgraciada? ¡Creo que es una maldición!
Al ver la agitación de Amelia, Theodore suspiró y suavizó su tono.
"La hemos descuidado durante tantos años. No espero que logre mucho, pero al menos deberíamos darle una buena educación".
Amelia, percibiendo el cambio de actitud de Theodore, decidió dar marcha atrás.
"Si la queréis mandar, hacedlo, pero no me vengáis llorando si la expulsan y nos avergüenzan".
Eleanor, que escuchaba desde su escondite, se burló. En su vida anterior, había ido a la Corte Williams y se había perdido esta conversación. Cuando Theodore le preguntó más tarde si quería asistir a la Universidad de Harvard, ella se negó, lo que lo enfureció.
La Universidad de Harvard era la institución más prestigiosa del país, codiciada por muchos. Pero en aquel entonces, a Eleanor no le interesaba su fama. Había seguido sus propias pasiones y sentía que la Universidad no tenía nada más que ofrecerle.
Esta vez, sin embargo, decidió cambiar su enfoque. Le mostraría a Amelia quién sería el verdadero deshonrado...
Tres días después, Eleanor fue a la Universidad para inscribirse. Con los avances sociales, la educación se había vuelto más integral y la Universidad de Harvard no era una excepción. La universidad tenía cuatro grados, cada uno estrictamente dividido en clases según el desempeño general: ordinario, élite y súper élite.
En la cúspide se encontraba la Clase Nube, distinta de las otras tres. Los estudiantes de la Clase Nube no sólo destacaban en todas las áreas, sino que también destacaban en un campo específico. Éstos eran los genios, los futuros líderes, cuya brillantez era evidente desde el nacimiento. La admisión a esta clase prometía un futuro seguro para sus familias.
A la llegada de Eleanor, la Universidad, que ya estaba informada de su situación, pasó por alto el examen de ingreso y la colocó en la Clase Ordinaria. Al pasar por el jardín central, vio una lista en la gran pantalla LED: la Lista de Genios de la Universidad de Harvard. El profesor que la guiaba captó su mirada y no pudo ocultar un rastro de desdén.
¿Esta tonta pensó que podría llegar a la lista?
Eleanor notó el desdén del profesor, pero permaneció imperturbable. Sabía que su fuerza trascendía cualquier lista o clasificación.