Capítulo 56
En el día del banquete, Lucía había estado ocupada todo el tiempo en el hotel y no había ido a la empresa.
Viviana llegó por la tarde para ayudar y, al ver que Lucía seguía con su atuendo habitual, la instó a que fuera a cambiarse de vestido.
Quién iba a imaginar que Lucía diría que había olvidado reservar el vestido.
Si lo hubiera dicho otra persona, Viviana lo habría creído, pero lo decía Lucía, Viviana no podía creerlo.
Ella era la secretaria todoterreno, hacía todo de forma minuciosa y sin dejar pasar ni una gota, ¿cómo iba a olvidarlo?
Viviana originalmente quería decir algo, pero Lucía solo le ordenó con tranquilidad que siguieran con el trabajo, sin mostrar la emoción.
Viviana se tragó todas las palabras de consuelo que iba a decirle.
A las cinco y media de la tarde, Tomás todavía no había llegado, pero los invitados ya habían empezado a llegar uno tras otro.
Lucía tuvo que sustituir temporalmente a Tomás para recibir a los invitados; estaba tan ocupada que no paraba de moverse,

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