Capítulo 58

Lucía no sabía que Hugo vendría, él no le había comentado nada al respecto. Pero enseguida pensó que era lo más normal del mundo que viniera. El círculo de Miraflores era así de pequeño; Tomás y Hugo se conocían desde niños, y las dos familias tenían cierta relación. Ahora que Hugo había regresado al país, era natural que tuvieran más contacto. Norma también vio a Hugo y, con una sonrisa radiante, lo saludó: —Hugo, ¿por qué llegaste hasta ahora? Te hemos esperado un buen rato. Hugo dijo: —El tráfico me retrasó un poco. —Esa corbata es la que te regalé, ¿verdad? Te queda muy bien. —Norma le acomodó la corbata sin que se notara demasiado. Daba la sensación de que eran muy cercanos, pero, al mismo tiempo, mantenían la distancia apropiada. Todo resultaba en su justa medida. Lucía recordó entonces el chisme que había escuchado fuera del reservado del Club Imperial Noche. Tomás había dicho que lo más emocionante que había hecho era convertirse en el tercero en discordia por amor. Y fue por e