Capítulo 27

Ella no volvería a sacrificarse por otros. Al fin y al cabo, ellos nunca veían su dedicación, solo sabían criticarla sin cesar. Había sido demasiado ingenua antes, por eso se había resignado. Pero eso no volvería a pasar. —Tú... —Federico parecía tan enfadado que no lograba articular palabra alguna, la señaló con el dedo, pero no dijo nada. De pronto, se escuchó el sonido de una puerta abriéndose. La puerta de la oficina se abrió, y los dos que estaban dentro voltearon al mismo tiempo hacia la entrada. Marta estaba de pie en el umbral, apartándose con timidez un mechón de cabello tras la oreja: —Federico, venía a informarte sobre el trabajo. Escuché que alguien hablaba dentro, así que me quedé esperando un momento afuera. No fue mi intención escuchar a escondidas. Con una sonrisa apenada en el rostro, entró con pasos que denotaban total naturalidad. —Pero, me pareció oír que ustedes hablaban de la fiesta de cumpleaños de la señora Lucía, y no pude evitar entrar. Federico arrugó la cara