Capítulo 87

Pero al final, aun así hizo clic y empezó a revisar. Al ver aquello, arrugó la frente. Miró la cantidad de páginas en la parte inferior: ¡eran varios cientos! En la empresa siempre había ejecutivos que renunciaban cada año, y él también había visto muchos documentos de entrega; el más extenso apenas llegaba a unas cuarenta páginas. De inmediato, a Federico le vino a la mente lo que Norma había dicho: ¡La empresa no es de ella! Sus labios se movieron ligeramente mientras pasaba las páginas con rapidez. Cada una no contenía frases vacías, sino logros reales y puntos críticos a tener en cuenta. Todo estaba minuciosamente detallado: incluso las preferencias de la persona responsable de cada tarea y la manera más eficaz de comunicarse con cada una de ellas. El nivel de detalle era abrumador. Federico tragó saliva. Norma, además de hacerse cargo de innumerables asuntos de la empresa, también lo ayudaba a cuidar de su madre y de sus parientes. Federico inhaló profundamente; sentía el pecho ap