Capítulo 1004
Desde el principio hasta el final, Gabriela observó todo sin mostrar la menor intención de intervenir.
Beatriz, con dificultad, se levantó del suelo y caminó hacia Gabriela. —Hija, piensa en algo, por favor. No puedes quedarte de brazos cruzados viendo cómo tu madre va a la cárcel, ¿verdad?
Ella, como aturdida, soltó una risita. —Entonces, mira a ver qué me queda para vender. Si encuentras algo, llévatelo.
Beatriz levantó la mano y le dio una cachetada. —No me importa, busca una solución. He invertido tanto dinero en ti. Todo lo que he hecho ha sido por ustedes, ahora les toca a ustedes devolverme el favor.
Gabriela, en ese momento, ni siquiera podía llorar. Había perdido toda la dignidad frente a Alicia y sentía que ya no tenía sentido seguir viviendo.
Se había convertido en la burla de ese círculo social.
La mujer que antes era reconocida, ahora se había vuelto alguien que vendía su cuerpo.
Daniel intervino directamente. —¡Vengan, saquen a este par de locas de aquí! No quiero verlas

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