Capítulo 1165
Alicia escuchó su voz grave junto a su oído y se inclinó para salir de sus brazos.
Ella miró a Roberto con cautela. —Pero tu mano aún no se ha curado, tengo que supervisarte.
Roberto le hizo una señal con la mano. —Ahora voy a bañarme, ven a ayudarme.
Se giró y se fue al baño.
Alicia dudó un instante, pero lo siguió. Entonces, se arrepintió.
Cada vez que Alicia intentaba apartarlo, él le decía en voz baja: —Tengo la mano herida.
Al ver su mano vendada, no tuvo el corazón para rechazarlo.
Roberto se inclinó y la besó en la espalda, y, con su voz profunda, le dijo: —Qué obediente.
Al día siguiente, cuando Alicia despertó, miró a su lado a Roberto, que dormía profundamente.
Pensó en lo que había ocurrido la noche anterior en el baño y deseó poder meterse bajo tierra de la vergüenza.
No debería haber sido tan blanda, no debió hacerle caso.
En ese momento, Roberto se acercó. —¿Ya despertaste?
Alicia giró la cabeza y resopló, sin ganas de hablarle.
Pero él estaba de muy buen humor. —Anoche p

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