Capítulo 1181
Cuando Alicia los vio, no pudo evitar pensar en lo impredecible que es el destino.
Bueno, era lógico encontrárselos, ya que Yalena también estaba ingresada en ese hospital.
La señora Teresa, evidentemente, también vio a Yalena, pero solo la miró un instante y no dijo nada.
Fueron a sentarse en otro banco para tomar el sol.
La señora Teresa sonrió y comentó: —Antes no sentía que el sol fuera tan valioso, pero después de lo que me ha pasado, me he dado cuenta de cuántas cosas había pasado por alto.
—Sí, la luz del sol es muy cálida.
Alicia recordó que en su vida pasada, cuando estuvo encerrada en una habitación oscura, lo que más deseaba cada día era poder salir un momento a tomar el sol.
En ese momento, Yalena se acercó en su silla de ruedas.
Yalena preguntó con cautela: —Señora Teresa, señorita Alicia, ¿ustedes también están aquí para tomar el sol?
Alicia se volvió para mirarla. —Sí, qué coincidencia.
Yalena miró a Augusto, que estaba detrás de ella. —Ven a darle las gracias a la señor

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