Capítulo 1195
Alicia estaba sentada sola en las escaleras, rodeada de oscuridad.
Recordó el momento cuando conoció a Belén, y de inmediato sintió una tristeza tan profunda que casi no podía respirar.
Después de mucho tiempo, Roberto se acercó y se sentó a su lado.
Él extendió los brazos y la abrazó, diciéndole en voz baja: —Belén va a estar bien.
Alicia finalmente no pudo contenerse más y rompió a llorar; no podía aceptar aquel hecho. Si por la mañana no se habían visto, ¿cómo era posible que por la noche Belén ya estuviera en la sala de urgencias, debatiéndose entre la vida y la muerte?
Al escuchar su llanto, Roberto sintió como si algo le apretara el corazón con fuerza.
Alicia lloró durante mucho, mucho tiempo, hasta que la garganta comenzó a dolerle.
Roberto, con compasión, le dijo: —No llores más, mejor descansa un rato.
Alicia negó con la cabeza. —No puedo dormir.
Al menos hasta saber que Belén estaba completamente fuera de peligro, no podría descansar.
Alicia recibió un mensaje; era de Oscar.

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