Capítulo 1558
No era de extrañar que antes Roberto hubiera llevado a esta niña consigo.
De verdad lograba ablandar el corazón de cualquiera.
La señora Teresa entró en la habitación del hospital, mirando a Aurora con una sonrisa radiante. —En casa te hemos preparado una habitación, ¿qué estilo te gustaría?
Aurora levantó la cabeza y sonrió dulcemente. —Con ventana.
Al escuchar aquella petición, el corazón de la señora Teresa se tensó de golpe. ¿Cómo podía ser ese su único capricho?
Generalmente, cuando alguien pedía algo así, había una razón detrás.
La señora Teresa no se atrevió a seguir pensando.
Doña Lorena también reaccionó; miró a Aurora sin mostrar expresión alguna. —¿Qué tipo de ventana te gusta?
—Una grande, que me permita ver lo de afuera.
La mirada de doña Lorena dudó apenas un instante y luego respondió: —Está bien, será como tú quieras.
Doña Lorena no se atrevió a preguntar más.
Cuando Aurora se fue al baño, recién entonces la señora Teresa habló con doña Lorena.
—Madre, ¿no cree que esta

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