Capítulo 1621
A Roberto se le crispó la comisura de los labios; no había imaginado que Alicia tuviera tantas artimañas como para ganarse el apoyo de las dos mujeres de la familia González.
Al parecer, en verdad no podía subestimarla.
La comida llegó a su fin.
Teresa sonrió y dijo: —Señorita Alicia, usted dedíquese a su trabajo, yo llevaré a Aurora al jardín de infancia.
Lorena miró a Roberto. —Nieto, ayuda también con el trabajo de la señorita Alicia.
Roberto habló con frialdad: —¿La señorita Alicia, tan hábil, también tiene días en los que debe pedir favores?
—Por supuesto que no, tampoco se trata de un trabajo difícil. No necesito la ayuda de nadie.
Lorena añadió: —Si en algún momento necesita ayuda, dígalo sin dudar.
—Gracias por la preocupación, doña Lorena. No todos son iguales, ¿verdad?
Alicia le lanzó una mirada a Roberto. ¿Acaso ese hombre pensaba que todos tenían que depender de él?
Qué ridículo.
Alicia salió del salón junto con Roberto.
Roberto la miró. —¿A dónde quiere ir? La llevo.
—Vaya

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