Capítulo 668
Roberto retrocedió un poco, mirándola con cierta resignación: —No puedes aceptar el dinero de ellas, todo lo mío puede ser tuyo.
Su mirada llevaba una amenaza implícita.
Alicia bajó los párpados: —Tampoco he aceptado.
—Entonces sí que eres obediente.
Roberto miró la hora: —Tengo que pasar por la empresa más tarde. Cuando regrese, te haré el trámite para que te den el alta.
—Está bien, ve a ocuparte primero.
Alicia deseaba que él se marchara ya.
Roberto se arregló un poco la ropa: —Tu garganta ya no tiene problema, ¿verdad? ¿Te incómoda?
—Ya me siento mucho mejor.
Roberto tomó su chaqueta: —Voy a pedir que te traigan el desayuno.
Alicia lo observó salir de la habitación, luego se tocó los labios, como si aún quedara la sensación del beso de antes.
Después de acostarse, se cubrió la cara con la manta.
Se sentía un poco avergonzada.
Tenía que admitir que no podía controlar sus emociones, parecía que le gustaba cada vez más.
Después de un rato, Alicia se quedó dormida.
Pero no fue un sueño

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