Capítulo 756
Qué ridículo era todo esto.
Entonces, a partir de ahora, la familia Mendoza tendrá que empezar a pagar un alto precio poco a poco.
El vehículo se alejó, y recién entonces Roberto apartó la mirada.
Gabriela estaba al borde del llanto; nunca había sufrido semejante humillación.
Con rapidez recompuso su expresión y, con un tono lastimero, dijo: —Beto, tu mamá me ha asignado a tanta gente, pero aun así tengo miedo. Acompáñame, por favor.
Roberto retiró su mano, con frialdad en la voz: —¿Por qué desapareció tu madre?
—Tampoco lo sé. Los captores no han llamado para pedir rescate. Escuché que mi mamá desapareció en un salón de belleza. Pero por ahora no hay pista alguna que indique que se haya ido. Supongo que tal vez los culpables todavía estén escondidos por aquí y no se hayan atrevido a marcharse.
Roberto reflexionó por unos segundos ya tenía una idea en mente.
A paso largo subió con Gabriela al piso superior, mientras las personas asignadas ya habían comenzado a buscar ansiosas por todas

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