Capítulo 758
Esto era algo ridículo.
Ante los ojos de Beatriz, la vida de sus padres no valía nada.
Los brillantes ojos de Alicia estaban llenos de un profundo odio; ¡tenía que hacer que la familia Mendoza pagara el precio!
Belén abrazó con dulzura a Alicia: —Tenemos que asegurarnos de que sean castigados por la ley.
—Sí, lo lograré.
Alicia se secó las lágrimas del rabillo del ojo. Ya había llegado tan lejos, que rendirse en estos momentos no era una opción.
—Voy a contarte algo que te alegrará el alma.
—¿Qué cosa?
Belén sonrió y dijo: —Jorge vino a verme hoy.
Alicia se mostró algo sorprendida: —¿Y a qué vino? ¿No, me digas que quería pedirte dinero prestado?
—Si solo se tratara de dinero, aún así lo respetaría un poco. Lo peor es que quiso cortejarme, dijo que aún no podía olvidarme.
Los desorbitantes ojos de Belén estaban llenos de burla: —¿Acaso está loco? Cree que, por tener este defecto físico, ya no puedo encontrar a otro hombre.
—No pienses así, en realidad es él quien tiene problemas mental

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