Capítulo 861

Alicia se sonrojó y, con cuidado, apartó la mano de él. Al menos antes de que él despertara, no tendría que sentirse tan avergonzada. Alicia apenas se movió un poco, Roberto se despertó. Su barbilla rozó la parte superior de la cabeza de ella, y habló con voz nasal: —Ya despertaste, buenos días, Alicita. Las manos de Roberto se apretaron por reflejo, atrayendo a Alicia con fuerza contra su pecho. Fue un acto de instinto. Él pensó que estaba soñando, pero la sensación en la palma, le indicó que probablemente esto no era un sueño. Solo entonces Roberto abrió los ojos y vio a la muchacha de espaldas, acurrucada en sus brazos; sus orejas estaban tan rojas que parecían arder. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de dónde había posado su mano. Rápidamente la retiró y, inclinándose, murmuró al oído de Alicia: —Perdón, pensé que estaba soñando. —Me mentiste. —No te he engañado. Después de todo, solo en mis sueños eres tan dócil, me dejas abrazarte, me dejas besarte. —Podía hacer lo que quis