Capítulo 963
Alicia sospechaba el motivo de su visita; seguramente ya sabía lo del testimonio.
Ella guardó silencio un instante y tomó la iniciativa de hablar: —Álvaro ha propuesto que solo entregará las pruebas si aceptas testificar en el juicio.
—Lo sé, y, además, ya te lo había prometido antes: iré a testificar. Eso no va a cambiar bajo ninguna circunstancia.
Solo que, en aquel entonces, él no le había dicho a Alicia que él mismo era ese testigo.
Roberto sentía ahora que tenía que tragarse el sufrimiento en silencio, sin poder expresar su agravio.
Le sirvió comida a Alicia: —Puedes estar tranquila, te lo aseguro: iré a testificar en el juicio. Quien deba ser castigado, no quedará impune.
Alicia miró el trozo de pescado en su plato; era la parte que más le gustaba.
Él siempre lo recordaba.
Cada vez que salían a comer, él pedía lo que a Alicia le gustaba, recordaba todas sus preferencias.
Alicia sintió los ojos ligeramente húmedos, bajó la cabeza y respondió: —Sí, ya lo sé.
—Come, que si se enfría

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