Capítulo 30
Afuera ya había una tormenta sangrienta, pero en el pico Segoro reinaba una paz extrema.
Elizabeth se echó una siesta con Ezra. Cuando se despertó, se perdió por poco la declaración del Grupo Lemoine. Sin embargo, Elizabeth se tomó su tiempo. Después de bañar a Willow, se sentó en la cama y le contó un cuento para dormir. Después de que Willow se durmiera, se la entregó a la tía Stella.
Riley trajo la cena y le informó a Elizabeth sobre el progreso: “Esta es la declaración del Grupo Lemoine”.
Elizabeth tomó el teléfono y echó un vistazo. Luego sonrió con calma: “Tienen prisa por ofrecer una víctima”.
—Entonces, ¿cuándo contraatacamos?
“¿No hay dos franjas horarias de máxima audiencia en un día?” Elizabeth arqueó las cejas.
Riley comprendió de inmediato y asintió: “Lo arreglaré de inmediato”.
—Entonces, ¿ya se entregó el regalo para la anciana señora Guillaume?
“Ya lo han entregado”, respondió Riley, “¿pero realmente se pondrá en contacto con nosotros?”
—Sí —dijo Elizabeth con firmeza.

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