Capítulo 14
Manuel apretó los labios, incapaz de mirar a Valentina a los ojos. En su interior, la culpa hacia Flavia se hacía cada vez más pesada.
Si ella no se hubiera marchado, si aún siguiera a su lado, tal vez, al escuchar a Valentina decir que quería estar con él, realmente habría aceptado con alegría.
Pero su mirada evasiva fue suficiente para enfriar por completo el corazón de Valentina. Sus labios rojos temblaron de rabia, y tras un largo silencio, soltó una carcajada amarga.
—¡Bien, bien, bien! Manuel Santos, de verdad que estaba ciega al enamorarme de un hombre como tú. —Furiosa, se dio la vuelta para marcharse. Sin embargo, al llegar a la puerta de la habitación, de pronto se detuvo y lo miró una vez más, —¡Manuel Santos, eres un miserable! ¡Por eso estás condenado a nunca estar con la persona que amas!
Dicho esto, giró sobre sus talones y se marchó. La puerta se cerró de golpe tras ella con un estruendoso "¡bam!".
El corazón de Manuel dio un vuelco. No sabía si fue por el ruido de la p

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