Capítulo 206
A Julianna no le había resultado fácil dormir. La pregunta de Franklin no dejaba de rondarle la cabeza y no pudo pegar ojo hasta la madrugada, cuando los primeros rayos del sol entraron por la ventana y, junto con su resplandor, llegó una revelación.
La presencia de Franklin estaba trastornando su mente.
Estar cerca de él la había llevado a tolerar cosas que normalmente no toleraría. De hecho, estaba segura de que se había ablandado con él.
Por eso decidió que lo mejor que podía hacer era irse a casa.
Así, sin perder un segundo más en su cama, Julianna se levantó y se dirigió a la ducha.
Cuando terminó, se ocupó de algunos de los pijamas, armando algo que luciera bastante decente y que no levantara sospechas.
Luego salió de la habitación y se quedó paralizada al ver a una Heidi cansada y desaliñada.
Heidi la miró y frunció el ceño. "¿Te vas?"
Vaya, ¿era tan fácil de leer?
—No puedo quedarme aquí para siempre, ¿verdad? —Salió y cerró la puerta del todo—. Y seguro que te alegra que me va

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