Capítulo 241
Julianna aprendió por las malas que alguien como Franklin no era una persona a la que se le pudiera molestar jamás.
Ronda tras ronda, sus gemidos resonaban y el olor a sexo era penetrante. Eran alrededor de las dos de la mañana, tres horas después de haber regresado de su cita, y Franklin seguía con la misma intensidad que si hubieran empezado a tener sexo hacía diez minutos.
—Frank —Julianna, cansada y sobreestimulada, puso la mano sobre el pecho de Franklin e intentó desesperadamente apartarlo—. Espera.
Pero Franklin no escuchaba. Estaba poseído, y lo único que pensaba era complacerla, hacerla gritar su nombre y ver su cuerpo retorcerse bajo el suyo.
Quería reclamarla. Marcarla. Quería que todos supieran a quién pertenecía.
“Frank-“ Un jadeo escapó de sus labios y su cuerpo se sacudió, sus paredes se apretaron alrededor de su miembro y su clímax se estrelló contra ella, haciéndola ver estrellas por quinta vez esa misma noche.
Pero en lugar de detenerse, Franklin aceleró el paso y con

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