Capítulo 36
La noche se volvía más oscura y, en un restaurante recién inaugurado, el Cocido desprendía vapor.
Bianca, Alicia y Norma se sentaron juntas a una mesa para cenar.
—¡La comida de este restaurante está realmente deliciosa! —Norma metió un trozo de carne en la boca y cerró los ojos de satisfacción—. ¡Comer Cocido con ustedes es la cosa más feliz del mundo!
La mesa estaba repleta de platos variados.
—¿Feliz? Conmigo siempre hay carne. —Alicia arqueó las cejas con aire orgulloso.
—Alicia, te estás poniendo cada vez más hermosa. Gracias por cuidar siempre de Bianca. ¡Brindemos!
Norma levantó su copa de vino tinto.
Cuando Bianca hacía su doctorado en la Federación del Sol, Alicia había ido algunas veces a visitarlas, llevándoles muchas cosas ricas.
—¡Salud! —Alicia respondió de inmediato.
Bianca levantó su jugo, curvó un poco los labios y chocó su vaso con el de ellas.
El sonido cristalino de los vasos al chocar resultó especialmente agradable en el bullicioso restaurante.
De repente, Bianca

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