Capítulo 55
—Dado que... ella te ha hecho un favor, puedes devolverle el favor de otra manera. A ella le gusta ser una estrella, invierte en ella, dale dinero.
—¡Pero nunca será estatus!
El tono de Mario se suavizó un poco y continuó.
—No olvides cómo, en el primer año de su matrimonio, Bibi te cuidó. Sin ella, tus ojos no habrían sanado tan rápidamente.
Mario esperaba que David recordara este favor, que aunque débil, seguía siendo un vínculo matrimonial.
David lo miró con frialdad y desdén.
Eso fue gracias a un medicamento especial que el mentor de la Federación del Sol había encontrado para él, lo que le permitió recuperarse. ¿Qué tiene eso que ver con Bianca?
—Esta vez, debes escucharme. Solo al hacer pública su noticia de matrimonio se podrá calmar rápidamente este escándalo. En cuanto a la señorita Sandra, me encargaré de enviarla al extranjero para que pueda empezar desde 0.
Esta fue la mayor concesión de Mario.
—No puedo... —David apretó los puños, los nudillos se pusieron blancos.
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