Capítulo 58
En ese momento, la puerta de la habitación se abrió.
Era David.
Aún llevaba consigo el frío del exterior, y su rostro estaba muy sombrío.
Alicia rápidamente guardó el celular y, con tacto, dijo:
—Bueno... voy a traerte un poco de agua.
Dicho esto, salió rápidamente, cerrando la puerta con cuidado.
En la habitación solo quedaron Bianca y David.
El aire se puso denso de inmediato, con una presión tan baja que era difícil respirar.
Bianca levantó la vista y se encontró con su fría mirada.
Por un momento, no supo qué decir, y el ambiente se tornó incómodo y pesado.
David se acercó a la cama, no dijo nada, simplemente extendió la mano y tocó su frente.
La yema de sus dedos estaba fría, y al tocar su piel, Bianca se encogió instintivamente.
—La fiebre bajó.
David retiró su mano, su tono era plano, sin dejar entrever ninguna emoción.
Bianca permaneció en silencio.
Tras un momento de silencio, Bianca habló con frialdad: —Gracias por traerme al hospital.
David aún no dijo nada.
Se quedó allí, p

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